
Tiene la conducta rígida pero, ya veréis, se irá suavizando. Aunque la psicóloga se refería a Pep mi Santa sólo me miraba a mí. Este es igual, lanzó. Señalado como culpable sólo supe escapar bromeando. Sí, lleva meses cantándomelo: haz el esfuerzo, déjalo fluir. Ni pestañeó. No debió pillar la cita de Leiva. Al salir hice una promesa. Se acabó. Tienes razón. Abandono las rutinas exageradas. Los rituales escondidos. Los tics. Los tocs. Seré flexible. Lo prometo. Mentía. Como un bellaco.
.
Este finde hemos vuelto a estar solos. Me he radicalizado. Por miedo. Por venganza. Por irse a Cádiz. Ley marcial. Horario milimétrico. Hábitos idénticos. Automatismos. Repeticiones. La persiana en el punto exacto. El cojín preparado. El bailecito de acostarse. Hora y media clavada de siesta. Las canciones del pañal. El vermut. Todo igual. Siempre. Se aprende por repetición o por rutina. La disciplina es mi cayado y me sostiene. Estoy fatal. A una ausencia más de enloquecer.
.
En el fondo entiendo que últimamente se esconda bajo sus faldas. No me dejes más con este enajenado, le implora. Hay veces que siento un desasosiego sin motivo. Busco trucos para que el suelo no se mueva. Revisar todo. Gestos repetidos. Mismos pasos. Todo conocido. Casa. Mare. Vosotros también. Confesad. Revisáis las luces. La puerta cerrada. Buscáis la simetría. Hacéis listas. Os entra el ansia. Hay que acabarlo. Sí o sí. Sé que no estoy solo. Somos más. También os pasa. No nos avergoncemos.
.
El que esté libre de manías que tire la primera piedra.