Educar es tocar una vida para siempre
Escribo para mi. Para no olvidar. Para que el tiempo no relativice aquello vivido. Porque los años amortiguan los sentimientos. Aquello que hoy mismo, esta mañana, me dejó sin palabras, acariciando las lágrimas, puede que pronto suene menos emotivo. Bonito pero lejano. Por eso lo fijo en palabras. Para nunca olvidarlo.
Hace dieciocho meses me encontré ante una elección, ante dos profesiones, ante dos vocaciones. Decidí optar por aquella que me hiciera sentir más vivo, más útil, más decisivo. Ya saben, aquello de cambiar el mundo. Desde la base. Aunque significara exponerme, vaciarme por dentro y fuera, dejarme toda el alma.
Porque siempre pensé que educar significaba tocar corazones.
Lo que no esperaba es que mi corazón también sería tocado.