El árbol
Debe ser algo así como el efecto boomerang. Cuando más me empeño en apartarme de todo que huele a aroma fallero más me acabo enredando. Y nunca tiene que ver con lo festivo, sino con lo cultural y social.
Esta vez, pese a los cantos de sirena, intenté no involucrarme, ni asistí cuando me convocaron, sólo di cuatro opiniones, cambié una coma y sugerí un sinónimo. Y todo vía internet. Más antipático imposible. Pero ni por esas. Ahí me ven en la página 34. Como uno más.
Eso sí, la idea del árbol y la participación-implicación del visitante en el monumento a partir del día 15 me parece estupenda.