Hoy llegamos a las 1.500 publicaciones renovando un compromiso: el de seguir adelante.
Pese a la vergüenza que me provoca saberme leído, pese a la vanidad del que se cree importante, pese a la duda de si tiene sentido lo que se escribe, pese a la necesidad de mostrar mis trabajos.
Pese a todo. Porque, como dijo Andrés Calamaro en su época más prolífica, la honestidad no es una virtud, es una obligación.
Por eso no me empujan a continuar las 250.000 visitas en estos seis años, sino la autoexigencia de seguir escribiendo cada día, la importancia de seguir expresando lo que uno piensa.
Aunque uno mismo se ponga todas las trabas del mundo.