He iniciado 2013, de madrugada, conduciendo en contradirección, en una furgoneta de la que no soy propietario y acompañado, de copiloto, por un hombre sudamericano que no había visto nunca.
Qué irónica metáfora de la vida.
Nunca sabes lo que te espera a la vuelta de la esquina.
PD. Cuando le pregunté su nombre, simplemente dijo «Francisco».