La señal
Necesitábamos una señal. Todos. La sociedad. No sólo los políticos y los banqueros. No nos sintamos inocentes. Sí, ni tú ni yo. Genéticamente, el ser humano tiende a ser cainita, a echarle el muerto encima a otro lavándose las manos. Pero, lo admitamos o no, todos tenemos nuestra parte de culpa en esta nuestra sociedad. Así es porque así la hemos configurado y permitido.
Pero seguíamos esperando la señal. Todos sabemos y sentimos que la situación está mal, chunga, jodida. Pero, vaya, saldremos de esta. Tarde lo que tarde. Sea cual sea el precio a pagar.
Pues ya conocemos ese precio: hay quien muere presa de la desesperación.
Ya tenemos la señal.
¿Cuándo nos ponemos en serio a arreglar esto?