Saber perder. Algo tan difícil pero tan lleno de dignidad. Algo tan escaso. Como a los protagonistas de la novela de David Trueba, nos cuesta saber perder, aprender a sobrevivir con ello. Es duro encajar una derrota y mantener la mirada firme, la cara alzada. Los irlandeses cantaban y animaban, aunque su selección cayera por 4-0. Nelson Mandela entró en la celda pero no rebajó nunca su espíritu. Ned Stark intuía lo que le caería encima, pero no perdió la honra. Éric Moussambani no tenía ninguna posibilidad, pero quiso acabar la carrera. Seguían golpeando a John McClane, pero no desaparecía su sentido del humor. Supieron perder. Con sonrisas agridulces. Pero llenas de dignidad.
Lo que no sabían los vencedores es que de las peores derrotas surgen las grandes victorias.
Miope 