Siempre quise ser delantero. Delantero centro. Sin éxito, luchaba por convencer a mis padres de que mi futuro estaba en el terreno de juego. En el gol. Apenas tenía diez años y ellos tenían una visión muy diferente a la mía. Mientras yo, en mis ensoñaciones, me veía gozando del elixir de los dioses, del éxtasis, con un remate imposible que daba un título, ellos me recordaban que si cuarto iba a ser duro, quinto mucho más. La EGB no era cosa fácil.
Finalmente les convencí. Un año de prueba. Y así, me alisté en el segundo mejor equipo del mundo, de mi reducido mundo, el Monte-Sión. Benjamín B fue mi destino. Posición en el campo, me preguntaron. Delantero, respondí. Y allí me pusieron. Fui siempre el delantero reserva. El delantero revulsivo de las segundas partes. Sal y corre, marea a las defensas, que dejen libre al espacio para tus compañeros. Dos goles en toda la temporada fue el resultado. Dos goles que se marcaron en un entrenamiento. Nunca en partido oficial. Luego, me pusieron unas gafas y no volví a intentarlo. Me retiré con este pobre bagaje.
En esa época, muchos nos fijábamos en Salinas. Julio Salinas. Nadie se explica exactamente cómo triunfó. No tenía una virtud destacable. No era rápido, técnico ni hábil. Era alto y desgarbado. Pero luchaba. Peleaba. Nunca se rendía. Y al final lo conseguía. Seis ligas, varias copas, presencia en mundiales, incluso estuvo en Wembley en la primera Copa de Europa blaugrana. Al lado de Cruyff. Yo quería ser Salinas. Julito Salinas.
Ya no hay delanteros como los de antes. Como yo.
Sufridos, peleones, tenaces.
Y, sobre todo, humanos.
Miope 
Una respuesta a “Salinas”
Friki dato de los míos: Salinas es de los pocos jugadores DE LA HISTORIA DEL FÚTBOL (y el único español) que ha marcado goles en tres mundiales distintos – Mexico 86, Italia 90 y Estados Unidos 94