Ando por la casa y suena de fondo «We all go back to where we belong». R.E.M. siempre me ha acompañado, sus canciones siempre estuvieron allí, en tantos momentos, que no hay recopilatorio que los resuma. Con su apacible melodía veo que el día ya atardece. Me siento feliz, relajado, sin grandes emociones, sin efusividad. Simplemente feliz. La música ejerce en mi una gran capacidad de bálsamo. Sincroniza mi armonía interior. Me fijo en el calendario. Es catorce. Un número recurrente en mi vida. En nuestras vidas.
Y caigo en la cuenta que ya han pasado seis meses.