Ande o no ande

O lo que es lo mismo: criticar por criticar. Porque, mira tú, casualidades de la vida, en pocos días he escuchado un par de veces la misma expresión: «mal si ando, mal si no ando».

Si es que, a veces, por mucho que no queramos, hijos míos, nos van a criticar. Porque quien tiene ganas, quien te la busca, lo va a hacer igual, cojamos el camino de la izquierda o el de la derecha, andemos pa’lante o pa’tras.

Y en esas estaba yo, pensando en las causalidades de la vida, cuando, esta mañana, andando por la nueva Fe (de acompañante en una visita rutinaria), he caído en las críticas que tuvo en su nacimiento este gigante médico. Y, oigan, al César lo que es del César, yo me he desenvuelto pasmosamente bien por dentro. Que no es tan difícil, sólo fijarse y, si no, preguntar. Porque, cómo decía aquel, pos no cambia. La anterior estaba hecha una ruina.

Como todo en la vida, hay que dejar un tiempo de adaptación, dejar pasar el tiempo lógico de acostumbrarse al cambio.

Aunque lo de las esperas interminables, eso nunca cambiará.

Pero ese es otro tema. Ya hemos hablado bastante de hospitales esta semana.

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