…y la locura
Todo iba bien. Dentro de lo previsto. Más de doce horas de programa en directo, muchos frentes que atender, diversas actuaciones que emitir, no dejarse a nadie, ayudar en la producción del espectáculo final, ser plenamente multimedias…
Y, la cosa, pese al agotamiento sumo, iba bien.
Hasta que llegó La Alquería Blanca…
…y, con ellas, la locura.