El salto de la rana

Supongo que, a estas horas, ya habrán visto esta foto o incluso la grabación por televisión, así que el post de hoy tiene de estricta actualidad lo que yo de faquir indio.

Pero, no me negarán que la imagen tiene su gracia: el Papa a su bola saludando al personal y un ferviente admirador a sus espaldas haciendo el salto de la rana (¿o del tigre?), metiéndose el fostión del siglo y quedándose con la miel en los labios. Mientras el Papa sigue a lo suyo, ale, a bendecir feligreses, tan tranquilo antes de la audiencia semanal. Me parto.

Eso sí, a los seguratas de Benedicto XVI no les debio hacer ni puta gracia, por mucho que después supieran que el asaltante es un pobre enfermo mental que se emocionó en exceso al ver al Papa.

Ven. Ésta sí es más actual. De hace un ratín. Los amos del mundo (con el permiso de ciertas empresas y compañías) se han reunido hoy, como cada año, para pasar un apacible día juntos y alcanzar, de paso, un compromiso para reducir de forma «sustancial» las emisiones de gases de efecto invernadero bajo el amparo de Naciones Unidas.

Y no se crean, que algo de tan «sentido común», ayer no estaba tan claro que se consiguiera, porque al tio Bush eso de que nos estemos cargando el planeta por nuestros excesos parece que no le importa demasiado. Al final, Angela Merkel y el resto de países europeos han logrado convencer a Estados Unidos de que la lucha mundial contra el cambio climático se afronte seriamente y, encima, dentro del marco de la ONU. Mañana toca convencer al G5 (los cinco países emergentes más importantes del mundo: China, India, México, Brasil y Suráfrica) de lo mismo, para que, como ha dicho Durao Barroso, el cambio climático es un problema global que necesita respuestas globales.

A ver si es verdad. Quisiera llegar a viejo.

CANCIÓN PARA ESCUCHAR: Push it (Nawja Nimri – Walkabout)

3 respuestas a “El salto de la rana”

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