
Que cómo nos va. Es la pregunta rutinaria. Pues bien, la verdad, respondemos. El primer mes jodido, apunto yo siempre. Mi Santa, según confianza, apostilla que te hablan mucho del parto y poco del después. Entonces me viene a la mente aquello de si es que follar es muy bonito pero luego. No lo suelto. Ya han pasado a la siguiente cuestión del interrogatorio. Que a quién se le parece.
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A mediodía, paseamos. Otra de las rutinas. Me siento un poco desubicado. Como si no debiera estar por ahí. Culpable. Me pongo ropa de ir a trabajar. Así disimulo. Como en Los lunes al sol. Los días parecen siempre el mismo. Vemos los concursos de la tele. Nos marcan el horario. Pep es todo rutinas. Su sueño. Su baño. Sus tomas. Su cabreo. Su gimnasio. Ya me gana en deporte.
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Los viernes nos damos el lujo. Salimos de esmorzaret. Cada semana a un local distinto. Confeccionamos nuestro ranking. Lo cogí muy fuerte. Demasiado. Me rompí una muela. Me la arrancaron. ¿Salir de noche? Sólo nos hemos permitido un par antes del toque de queda. Yo, obligado. Brota mi lado marcial, cuadriculado. La disciplina. Las rutinas. Que se las vamos a marear, me quejo. Serán las tuyas, me acusan. Que eres tú no él.
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Con lo bien que se está en la cama leyendo.