
En Lost, la primera serie que nos enganchamos juntos, Desmond debía pulsar un botón cada 108 minutos. Sin descanso. Algo así vivimos ahora con las tomas del Principito. Con esa alarma latente unas veces exacta, otras inexacta. Yo, que llego tarde a estas cosas, me dejo llevar sin resistencia. Vivo en un mundo de horarios sin horas.
.
Lo que que aún nos mantiene cuerdos es la música. Sigue sonando en la White House. Hay un estribillo que canta “deberíamos decir más veces te deseo lo que te mereces”. Mi Santa y yo dudamos si habla en positivo o negativo. De conciertos, nada. Con las entradas devueltas nos hemos comprado un robot de cocina. Signo de los tiempos.
.
Estos primeros días, entre tanto mensaje, se ha colado algún bienintencionado “con lo que habéis pasado, os lo merecéis”. Perdonadme que no esté de acuerdo. Que me dé rabia. No me compensa estos meses lo ganado por lo perdido. No funciono así. No es una balanza. Yo lo quería todo. A todos aquí.
.
Pero aquí hemos venido hoy a daros las gracias por vuestras felicitaciones.
.
Es de bien nacido ser agradecido.