Que oigan, que yo ni republicano ni monarca, que yo soy de mi padre y de mi madre. Y, si estoy pendiente de algún reinado, pues, para que engañarles, es del del trono de hierro. Y tampoco seré yo quien juzgue ahora el papel en la historia de España de Juan Carlos I y a Felipe VI. Tiempo habrá.
Pero me sorprende que a unos y a otros, partidarios y detractores de la monarquía parlamentaria, os preocupe y os subleve tanto los privilegios reales. La supuesta falta democrática sin referéndum sucesorio. Que siempre manden los mismos. Pues vaya. Si hay un poder en este planeta, no está en los palacios, sino en manos de compañías privadas.
A mi lo que realmente me preocupa es el ciudadano, la persona. Los pocos escrúpulos que tenemos ante la muerte de hambre diaria de miles de niños, la falta de derechos y libertades fundamentales, la sinrazón, la violencia como respuesta, la ceguera en la protección del medio ambiente, la perdida de cultura propia, qué digo, la incultura, el relativismo que todo alcanza, la ausencia de espiritualidad y moralidad, la perdida de esperanza en un mundo mejor.
Nuestra apatía.
Miope 