Irrealidad
Tuve que frotarme los ojos. Tan acostumbrado al hiperrealismo en el que vivimos, donde todo se ve, donde todo se sabe, encontrarme desordenadas las reglas del juego me provocó pavor. Un inesperado muro humano al final del túnel, corredores en contra dirección de cara a la manada, toros saltando por encima de las personas huyendo de ellas. Todo ello, en su conjunto, me pareció irreal. Como si hubiera cruzado a una dimensión paralela. A las ocho de la mañana y con legañas.
Eso fue lo que me heló la sangre.