Muchos dicen que es sólo una leyenda, un mito nunca comprobado, pero yo sé que existen.
Que tantas personas vivan ciegas a lo que sucede alrededor, al sufrimiento humano, a la ineptitud de algunos, no, no puede ser casual.
Estoy seguro que son reales, que existen, que muchos han adquirido esas gafas especiales, gafas de no ver, lentes para insensibilizarse, para desintoxicarse de todo lo que no sea su propio ombligo.
Aunque tengan que pagar un alto precio por ellas: ser insípidos, incoloros e inoloros de por vida.