Fue en un momento de gran inspiración. Las musas estaban conmigo. Me acababan de preguntar cuál era la utilidad de las redes sociales e, iluminado, respondí con una frase, ya casi considerada, universal: «Toda y ninguna». Increíble. Maravillosa. Magnífica. Y la escribí yo. Yo solito.
Porque es así. El Facebook, el Twitter y todos sus hermanos pequeños es un mundo apasionante, pero no deja de ser un sucedáneo de la vida real. Como el cine, como la literatura, como este mismo blog. Así que hay que tomárselo con calma. Ni creerlo a pie juntillas ni obviarlo. Una pantalla llena de bites no puede taparnos lo que hay detrás. Pero el gran acceso a la información que es internet puede ayudarnos a contextualizar la vida real. A mantener antiguos contactos. Pero por qué decir más. El gran Carrer Major ha filosofado al respecto durante dos días seguidos.
A mi, me encanta especialmente cuando las redes sociales crean realidad aumentada. Creemos saberlo todo de uno por leer todas sus actualizaciones y, peor aun, nos tragamos todo lo que nos cuentan. Mírenme a mi, por ejemplo. Hace un rato escribí «Hola Íberos. Aquí estoy» y, cada uno, sacará su interpretación (y pocos acertarán). Pero sabrán «qué duro es ser un tipo guay!» porque lo dije yo y, sí, soy un tío guay, y no, no soy ningún profeta, pero el domingo por la noche tuvimos «la visión del fin del mundo en Torrent (#todostienenganasaalguien) y… menudas carcajadas». Es así. Pero no todo está en tu muro. Varios de mis mejores amigos (barra -as) no usan las redes sociales y me siguen bien la pista pero, a su vez, deben estar atentos para entender por quién recito «Nunca he sido un libro abierto / pero explico buenos cuentos» o si me medico con «Cortexifán».
¿Importancia de todo ésto? Toda y ninguna. Como la vida misma.
Como esta misma parrafada.
Una respuesta a “Realidad aumentada”
De lo del Cortexifán estic segur….i altres drogues més dures!!