Miope

En verano de 1851, la goleta America del New York Yatch Club cruzó el Atlántico para navegar contra la mejor flota británica. Cuando los barcos se estaban aproximando a la meta, la reina Victoria preguntó «¿Quién va primero?». «La América» le respondieron. «¿Y segundo?», continuó la reina. «Majestad, no hay segundo».

Y, claro, tras herculiano esfuerzo el del domingo, nos acostamos Mi Santa y yo bajo la firme promesa de dormir hasta que hiciera falta, sin prisas, sin planes, sin quedadas… y el lunes ya veríamos donde nos llevaba. Eso sí, bajo la premisa de no volver a cansarnos, en plan relax.

Pues no, otra vez a quemarse vivo. Toma ya. Al principio todo fue como estaba estipulado, aparecí en el doble piso (hogar de Mi Santa, quien ha estado comprenderá la definición) sobre la 13:00, nueva sesión de Pressing Catch y a comer. Ya habíamos acordado anteriormente ir a ver los barquitos de la Copa de la América, así que picoteamos en el Gambrinus y sobre las 16:00 ya estábamos en el puerto. Sorpresa. El tinglao es enorme, grandes medidas de seguridad y un pateo de los guapos para verlo todo. Eso sí, está chulísimo (palabra poco literiaria pero enormemente descriptiva) tanto las bases, como el paseo, el Veles e Vents, los barcos, el museo, las tiendas… lástima que sea todo tan caro.

En fin, que cuando nos dimos cuenta habían pasado tres horas, volvía a llover y teníamos los pies para el arrastre…

Patética escena de Carles en la base del BMW Oracle en un simulador intentando subir la vela mayor. Me quedé en el 89%. Antes de mí, una adolescente había hecho el 100%.

El Alinghi con el «Veles e Vents» al fondo. 

Autorretrato de los protagonitas de la aventura.

PD. Mañana volveremos ya a la estricta actualidad, que repasando el fin de semana anterior ya nos damos de morros con el siguiente. Por cierto, alguien sabe donde está el botón de parar de llover y quitar las nubes??? Tres semanitas van ya y mis mangas cortas están empezando a aburrirse. Por hoy lo paso, que me he levantado megafeliz.