Miope

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Cada mes del año tiene un color, un olor y una sensación especial. Aunque no nos demos cuenta, siempre ha sido así. Cada uno de nosotros seguro que asocia cada época a un recuerdo o una manera de sentirse. A mí, por ejemplo, septiembre siempre me ha parecido el mes más extraño. De sensaciones encontradas. Está a caballo entre las vacaciones, el relax o la desconexión del verano y la vuelta a los quehaceres cotidianos y la marcheta normal. Es un mes a medio gas, un mes que ni pinto ni valdemoro. No sabes si estás en Torrent o en Calicanto. No me gusta demasiado, la verdad. La indefinición nunca me ha gustado.

Tiene sus cosas buenas, claro, como todo, especialmente esa sensación de regreso, de que vas a empezar o volver a lo que solías hacer habitualmente y te sentías llamado, los nuevos proyectos, el ambientillo de reencuentro (sobre todo por los bares), la nueva programación de TV (jejeje!!), el inicio de la liga… es un mes de calentar motores, pero no de encenderlos aun. Y, eso, dependiendo de días o cosillas, me pone nervioso. Esa sensación de «vamos a empezar ya, leñe!!!». Para otros (más bien, otra) la palabra sería: «me aburroooooo».

Y todo esta reflexión (absurda?) viene, porque ayer, por fin llovió, llegó la típica tormenta de septiembre (antes, de finales de agosto). Ya era hora. Y claro, esa sensación de que os hablo me asaltó de golpe. Ese olor a mojado. La primera sábana para dormir. La noche que se va comiendo poco a poc a la tarde. La xarraeta agustito en el bar. Planteando cosillas. Nuevos retos. Programando la agenda. Unos paraguas que pasan. La carrerita hasta el coche dejando que una breve lluvia te alcance. La noche que avanza…

Ya estamos en septiembre.

PD. Uno que se ha planteado nuevos retos/sueños/fantasías para el mes que empieza es David que se nos ha ido hoy de aprendiz de cocinero a Huesca. No había nada más cerca… Menos mal que me dio tiempo a despedirme. Que te vaja bé, xiquet. Ja te toque esta setmana…