Miope

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Pese a lo que muchos creen, nunca me fijé en un único partido político. A los 18, unos me llamaron blavero y otros me gritaban catalanista. Ahora, con 26, Pepet ríe con que soy amigo de ZP y, mientras, quién conoce mi condición de militante parroquial me señala como de derechas. Y yo, me río de todos.

Paso de enmarcarme, soy bastante autopolítico y siempre voto al que durante la legislatura me ha dado más confianza, es más, creo que nunca he votado más de dos veces consecutivas al mismo partido. Pero, voto, clar que sí. Creo firmemente en la democracia y, sobre todo, en la participación ciudadana (siempre!!! sea falla, parroquia, asociación de vecinos…) para vertebrar el cambio social.

Pero, toda esta introducción (que, a este paso, se come la anotación de hoy), no tendrá sentido sin afirmar que he visto la luz y es el naranja y azul de Torrent, jejeje. Cuando en una tertulia de bar surge alguna polémica política y especialmente cercana al nacionalismo, hago mi declaración de intenciones: ni europero, ni español, ni valenciano: torrentí. Mi color político. Punto y final.

A Miriam, mi picanyera compañera de facultad, siempre le ha hecho gracia que alardee de esta condición, pero, que le vamos a hacer, es mi microcosmos particular y, mucho tiempo fuera de él, me siento perdidito, como diría Ned Flanders. Me apasiona Torrent (pese a sus muchos defectos), sus costumbres, su destrozado casco antiguo. Me encanta ir de recao y regresar a las dos horas porque me he detenido a saludar a un sinfín de gente.

Y, ayer, este sentimiento se precipitó. Primero, al acudir a la presentación del libro «Torrent, festa i patrimoni» y, luego, hojeando «Mirades de l’Horta Sud» (propaganda: mi Fundació Horta Sud lo presenta el día 15 en el Museu Comarcal). En sus páginas, mi compi Rafa Roca (alaquasero, scout del Olivar y lingüista de l’Ajuntament d’Aldaia) definía ese mismo sentimiento:

«Quan t’adones que viure una determinada quotidianitat et produeix satisfacció i alegria, és que et trobes agust amb allò que t’envolta.
Quan no et canses mai de passar pel mateix carrer, de saludar la mateixa persona, quan admires un monument o un paissatge que has vist centenar de vegades, quan tens gran gust de participar en la mateixa festa… és que estimes el poble que t’alberga i la gent que t’acompanya».

Clavao. Es lo que me pasa a mí. Amo a Torrent.