El selectivo

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A petición de un masón amigo mío voy a urgar un instante en mi memoria y recordar la selectividad.

Ahora que lo pienso, viéndolo desde la distancia… Menuda tontería y menudo engaño!!! Tanto nervio, tanto estudiar, mirar el calendario, la ansiedad… y resulta que el examen lo aprueba el 90%, que no es tan difícil como se pinta y que, incluso, examenes como la Lengua, Latín o Historia son lo más parecido a un paseo militar.

Yo fui al Selectivo con la duda de la carrera que escoger: Periodismo (6,75) o Magisterio (6 con poco). Así que con el 7.25 de media final me sobró. Mi madre, como always, se cabreó. No entendía como su hijo inteligentíiiisimo (o eso asegura ella y cierto test psicológico) cada año subía sólo un poco el listón para ir desde quinto a COU con un 7 perpetuo. Para qué más, mi tiempo no sólo lo dispongo para estudiar, hay amigos y amigas a los que atender.

Mirando desde lejos, pues que tampoco pasé tantos nervios. Sólo en el primero (inglés) y, luego ya, cogí la marcheta. Incluso me permití el lujo el segundo día por la tarde de alquilarme dos pelis de video (nuevo mosqueo de mi progenitora). Los demás sí parecían un poco más extresados. Un compi se mareó comiendo y tuvo que poner acostado los pies en alto encima de nuestra mesa mientras el resto comíamos divertidos. Luego nos dedicamos a cazar gatos por el Politécnico.

Del recuerdo que más cariño tengo es del momento de conocer las notas. Era el 97, mi primer campamento de cate y me pilló en Nogueruelas. Javier fue llamando via móvil a los padres. Nos puso luego en tirereta y fue soltando los aprobados. Nos tiramos de plancha al suelo cuales futbolistas victoriosos e hicimos huelga en el juego de la tarde brindando con mistela. No pudimos evitarlo.

Y de allí a la universidad, pero esa es otra historia…

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