Y mira que me lo llevo recordando a mi mismo desde hace tiempo. Que no se te pase, alma cándida, que no se te vaya el santo al cielo. Que mira que eres despistado supino. Que ya sabes lo que te pasa con los cumpleaños. Que fue tremebundo lo que le hiciste a tu madre la última vez.
Pues no. Volvió a ocurrir.
Se me olvidó por completo la efeméride. Es más, con dos meses de retraso.
Y es imperdonable. Un pase debe tener que, por estar tan volcado en mi actual vida laboral, en aquello de acompañar a adolescentes con cientos de preguntas, actualice bien poco, con artículos precocinados y a rachas. Sé que me lo perdonan. Yo, al menos, me lo perdono. Pero otra cosa es olvidarme de mi propio cumpleaños.
El 15 de marzo de 2005 publiqué aquí mi primer post. Con el de hoy son ya 1.765 entradas. Una ingente cantidad de historias propias y ajenas. Ustedes que me han sufrido, han leído de todo. Bueno (creo), regular y horrendo. No lo niego, me sonroja toda mi primera etapa. Leo con horror la sobreexposición de aquel El Código de Carles. Hubiera jurado que a los 26 años era más maduro. Al menos, puedo afirmar que he evolucionado.
Así que feliz cumpleaños. Confeti. Globos. Aplausos.
Ustedes, disimulen bien. Como yo. Hagamos como que no es 15 de mayo, sino 15 de marzo.
Total, son sólo dos letras.