En octubre de 1990, U2 viajaban a la postmoderna Berlín con un único propósito: reinventarse. Notaban síntomas de estancamiento, por eso, para sobrevivir en el nuevo mundo, noche tras noche en los Hansa Studios, entre tensiones y discusiones, crearon su obra magna.
Tiempo después, allá por 1992, no sé cómo, cayó en mis manos una cassette con dos palabras escritas: Achtung Baby. Decidido a dejar atrás la infancia, a encontrar mi lugar en el mundo, escuché aquella cassette sin parar durante mucho tiempo y, junto a Monster (el disco más rockero de R.E.M.) entré en la adolescencia.
Achtung Baby sigue sonando como música del futuro y demuestra que, por qué no, puede funcionar lo opuesto a todo lo que has hecho en el pasado. Que las crisis ayudan a la metamorfosis.
Pero, para ello, es necesario reiventarse.