Recuerdo perfectamente mi primer reportaje. Obviamente, era para un ejercicio de la facultad. A cada uno se le asignaba un tema, obligado (y sin rechistar) y a mi me tocó el Parc Natural de l’Albufera. Aun lo siento como si fuera ayer. Qué miedo, qué vergüenza, quién era yo para plantarme en el Centre Mediambiental y ponerme a hacer preguntas. No me harían ni caso, pensaba. Pero el reportero de guerra que tengo dentro surgió y no tuve ningún problema. Pan comido. Eso sí, con el profesional aun por formar, la literatura descompensó a la información, así que la cosa quedó en un 6,5. No está mal. O sí. Un reportaje que no atrae no se lee.
El quid de la cuestión es que, en el momento de plantear la redacción, se nos impuso un requisito: mínimo tres fuentes y contrastadas (ojo, con foto que demostrara que no era de nuestra invención). Como diría aquel no es un hecho baladí. Les sorprendería la facilidad con la que se escribe sin fuentes, declaraciones o semejantes. Para los amantes de The Wire, seguro que les viene a la mente esa estupenda quinta temporada con una linea argumental ambientada en el Baltimore Sun y su veterano editor contrastando las fuentes de su reportero estrella.
Lo que ahora me es habitual, me pareció una auténtica putada (de hecho era el motivo de esa primeriza vergüenza). Pero aprendí la lección. Poco a poco, casi sin darme cuenta, descubrí que es peligroso redactar sin fuentes y, digo más, sin fuentes fiables y buenas. Pero no sólo como profesional, sino en la vida diaria.
No nos fiemos de todo lo que nos cuenten si no es de fuentes fidedignas y directas.
Abajo con el rumor, bulo, cotilleo, runrún y patraña.


3 respuestas a “Las fuentes”
Me ha gustado.¿Se lo puedo pasar a los chavales de 2 de Bachiller para el comentario? (Qué pregunta…)
[…] sencilla de lo que parece: el público, sólo creerse fuentes verificadas y, el organismo oficial, difundir información constante para evitar los […]
[…] plantearse de dónde viene la información. Ya lo hemos hablado alguna vez en esta página sobre las fuentes. Por qué en historias como la de la furgoneta blanca no nos hace sospechar la ausencia de versión […]