Hablar por hablar
Igual a ustedes también les ocurre: no hay nada que dé más rabia que hablen mal y equivocadamente de uno. Ya saben, aquello del teléfono loco. El murmurar y criticar de toda la vida.
Qué asco, qué fastidio, qué gente. Hablar por hablar, porque me lo dijo aquel o, no sé, si me lo dijo exacto así o fue un comentario suelto, o fue menganito quien lo comentó, no lo recuerdo, pero tal, que sí, que es así, aunque no lo sepa por la fuente directa y no tenga una opinión justificada, lo importante es decirlo sin importar sus consecuencias. Nadie conoce el significado de la palabra difamar.
Y claro, si eso lo dice Hamburgo sobre unos pepinos y un extraño brote, pues no pasa nada. Aunque primero acusemos y luego comprobemos. Total, entre países no hay reprimenda que valga y luego rectificamos aunque el mal ya esté hecho.
Como comenta el Rey Juan Carlos I (falso) en el duíter: «Aguien tenía que decirlo: Alemania nos hace bulling en la UE.»