La mirada subjetiva

ENF-MENORES-5-8/10/1998

A veces, la mirada subjetiva o los juicios previos nos juegan malas pasadas. Puede ocurrir que vayas por l’Avenida y, de lejos, vislumbres a un policía local hablando con el walkie junto a dos negros (no usaremos eufemismos) y tu primera sensación sea pensar qué delito han cometido. Puede pasar que, cuando cruces justo por su lado, escuches claramente que las dos personas de color (políticamente correcto, ahora) solamente preguntaban por dónde quedaba cierta calle que buscaban a lo que el policía respondía plácidamente.

Ayer, para mi vergüenza, me ocurrió a mí.

Pero nos pasa a todos diariamente.

Los juicios previos nos pueden. Juzgamos, etiquetamos y sentenciamos sin razones y sin cesar. Y peor aun, esa imagen mental previa puede llegar incluso a alterar la imagen real.

No sólo yo caigo en esas trampas subjetivas. El propio Juanjo Millás, hace un par de semanas en «El País Semanal» en un estupendo reportaje sobre Maragall y su alzheimer, se empeñó tanto en vislumbrar los destrozos de la enfermedad en el ex-president que  casi acaba con la entrevista y la visión del reportaje: «yo iba detrás del Alzheimer como un cazador tras su presa. Qué peligro, pensé más tarde, tiene la mirada del observador, incluso la del observador informado. Todos vemos lo que esperamos ver, de modo que si uno busca en otro el Alzheimer, encontrará el Alzheimer (pero sólo el Alzheimer). He ahí los riesgos de etiquetar. Si te dicen que este señor está loco, sólo verás en él su locura; si que tiene cáncer, sólo su tumor; si que está ciego, sólo su ceguera».

Si uno se empeña, al final, ve lo que quiere ver.

CANCIÓN PARA ESCUCHAR: Out of the blue (Julian Casablancas – Phrazes for the young)

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