Muy poco pero que muy poco ruido y música he escuchado durante las últimas tres noches desde mi cama. O es que estaba muy cansado de todo el trajín de las semanas anteriores o es que realmente estaba baja la música del casal de al lado de casa. Y para ser más justos aun, decir, que para una noche que salí y llegue sobre las tres y algo, a las 03:30 en punto, como marca la ley, apagaron la música. Qué bien se han portado, oigan.
Al César lo que es del César.
Otra cosa diferente es que, sin ser consecuencia de años de cabreos contenidos, ayer mi padre y yo nos volvieramos a plantear el sentido de la propia falla. Ni los propios falleros estaban en la Cremà. Contando los que habían y algún curioso, no serían más de treinta viendo quemar el monumento. Y vecinos, nadie. Absolutamente, nadie. Hace años que el barrio les dio la espalda. La escena era desangelada.
¿Cuál es el sentido entonces de una comisión fallera si no es capaz de convocar al barrio al que da nombre?
CANCIÓN PARA ESCUCHAR: Este chico es una joya (Mecano – ¿Dónde está el país de las hadas?)
Miope 