Objetivo: la Luna

Sólo él lo contempla, el bueno de Tintín, que, desde su escafandra a punto de subir a la nave, mira asustado como apaleo el ordenador, esa (a veces) demoníaca máquina convertida en cabeza de turco por el puteo general del viernes provocando que me plantara en la boda «real» al borde del colapso.

No dice nada Tintín, sabe como yo, que es un cabreo pasajero, que el objetivo es la luna y que, con el paso de las aventuras, hemos aprendido a superar cada reto.

Así que nos subimos al cohete atómico, enarbolamos con brío la bandera de Syldavia y alzamos el vuelo, superando con nota la boda («Li-te-por»), robando pelotas de tenis y menjando orelletes. Porque todo era cuestión de dejar pasar el día, dormir, porque con sólo 48 horas más, todas las revistas están en su correspondiente imprenta, el video con dos capítulos menos, nuestra barra de habilidad social de los sábados con muchos más puntos y con un baño de agua fría de propina.

Prueba superada, compañeros. Allá vamos con fuerza. 

Ahora, a aterrizar en la Luna.

CANCIÓN PARA ESCUCHAR: Olímpicos (La costa brava – Velocidad de crucero)

Deja un comentario