Nos contaba anoche el Forner, mientras cenábamos en la despedida (what???) de la Girón, que esa misma tarde, cuando, poco a poco, ceremonialmente, sacaba del baúl todos sus recuerdos y talismanes de anteriores finales valecianistas, así, objeto a objeto, para el viaje de hoy a Madrid, se iba creciendo en moral, el optimismo volvía a correr por sus venas y el forofo che que esta temporada se ha visto mutilado empezaba a renacer. Había que verle la cara. Los ojos le chispeaban. Había vuelto la bestia valencianista.
Aun quedaría noche por delante, pero, desde esa declaración de intenciones, a cada trago, se levantaba, alzaba la copa y gritaba «Amunt» antes de brindar con Salva (otro que viaja) y reafirmarse con un «Demà s’emportem la Copa». Así, una y otra vez. Toda la noche. «Amunt». Y puesta en pie otra vez. Imaginen hasta cuantas veces lo repetiría. El Forner puede llegar a ser muy cansino.
Pero queda claro con este ejemplo, que el anuncio de Damm ha funcionado. Todos conocemos perfectamente qué significa ese gesto de ponerse en pie y decir «Amunt». Ha funcionado la publicidad y, apostaría, a que ha creado un nuevo símbolo para los valencianistas. Ponerse de pie. Ante todo el mundo. Y sin dilaciones decir «Amunt». Sobresponerse a todo, alzar cuerpo y voz, desafiantes y decir «Amunt».
Hoy, hasta que no se consuma el último minuto del partido no habrá vacilaciones, sabemos perfectamente todos qué significa «Amunt», ya no hay koemans, anitpatías, sistemas nuevos y viejos, gorditos, el futbol le debe una al Getafe, los tres defenestrados, los cinco puntos al decenso, crisis… nada de nada.
Esta noche no hay dudas.
Amunt.
CANCIÓN PARA ESCUCHAR: Todo me recuerda a tí (Señor Mostaza – Somos poco prácticos)
