Tantas tardes a la sombra del campanario que algún día tenían que subir hasta arriba, asomarse por sus ojos y ver el mundo (Torrent) desde las alturas. Además, subieron directamente desde lo más profundo de la tierra, desde la mismísima cripta, así que el ascenso fue más pronunciado, el contraste fue más brusco.
Dicen que, en la antigüedad, el sonido de las campanas eran el altavoz, la radio, los móviles de hoy. Ahora han perdido vigencia y utilidad, pero vaya cómo siguen sonando aun. El toque de y media casi nos deja sordos (y sorprendidos). Por eso, luego, así, disimulando, hicimos rozar suavemente un badajo a su campana que lo sujeta. Tolón, tolón, como sonó.
Casi nos excomulgan.
CANCIÓN PARA ESCUCHAR: Un mundo por delante (Lori Meyers – Cronolánea)



