Todos la iban buscando, unos medio en broma y otros como único propósito para ir a ver pasar a las distintas hermandades en la procesión de Domingo de Ramos. Era la foto. De hecho, por momentos incluso tuve la duda de cuál era el motivo exacto de algunos para ver la procesión, si la entrada triunfal, el «burro de la Faz», el traje de la Reina, las mini-camareras o la foto. Tras la misa (almuerzo para mí), al bajar en marcha rápida, percibí claramente, que la foto era la estrella del día. Al acercarnos a la esquina en que pasaríamos junto la Falla Avenida, cerca de una decena de personas nos esperaban con cámaros en mano para inmortalizar el berlanguiano momento: vestes i falles en el mismo plano. Fue empezar a pasar y multitud de flashes.
Pues que quieren que les diga, tampoco fue para tanto. La dispersión de mente va en el adn de los valencianos, así que hacer coincidir en el espacio-tiempo Fallas y Semana Santa tampoco nos ha causado tanto trauma. Estamos acostumbrados a mezclar las salsas más inverosímiles. Somos muy cambiantes de ánimo, capaces de subir a los altares al más pintado y dejarlo caer al día siguiente sin el menor remordimiento. Va en nuestra forma de ser. Así que, pasamos de las palmas al traslado sin pestañear. Ya veran como quitando el agotamiento, el día después de las fallas, ese silencioso 20 de marzo convertido en Jueves Santo, tampoco será para tanto.
Més festa, como diría aquel.
PD. Por ahora he cumplido mi propósito y sigo sin refunfuñar por las fallas. Superé la nit de la plantà en Valencia sin protestar (aunque estuviera medio pachuchín) y anoche me acosté bastante prontito para ser Fallas sin maldecir la música de la plaza donde vivo. Antes de caer dormido, alcancé a mirar el reloj y serían alrededor de la una de la madrugada, así que una retirada a tiempo es una victoria: hoy y mañana sigo trabajando.
CANCIÓN PARA ESCUCHAR: Dicen (Jarabe de Palo – 1m2)

