Centenaria

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Al centro de la imagen tienen a Dolores Andrés.

Están ante una persona afable, tranquila, humilde y sencilla. Una persona que podría pasar desapercibida entre la multitud que pobla nuestras calles. Pero no, no es una ciudadana más. Atesora un dato que le da gran relevancia y derecho a un buen homenaje: nació un 21 de septiembre de 1907. Es decir, si echan cuentas, la simpática moza de la foto acumula cien primaveras. Ni una más ni una menos. 100. Toma Jeroma. Quién los pillara.

Ayer le rindieron un pequeño homenaje en Aldaia y tuve la suerte de estar presente. Muy despacito todo. Muy silencioso. Porque cuando uno es centenario, la vida corre a otro ritmo. La vida se mira desde otra perspectiva. Madre mía, da vertigo sólo con pensarlo. Y es esa la clave de lo impresionado que salí de la visita. Que dicen que se levanta todos los días contenta, que mira al futuro, que afronta la ancianidad con serenidad y optimismo. Ole, ole y ole. Y nosotros metiéndonos prisa unos a otros. Stress, stress y más stress. Cuánto debemos aprender aun de nuestros mayores.

Eso sí, con la edad, si le hablan varios a la vez, si la aceleran o la mueven de golpe, pues claro, la mujer se marea. Y con todo derecho, oigan. Que cien tacos entre pecho y espalda deben cansar lo suyo. Yo tengo 28 y ya estoy baldao. Así que fuimos entrando por turnos. Primero las autoridades, luego la familia, los técnicos del Ajuntament que la visitan… y, cuando pasaron todos, pregunté a una sobrina si podía saludarla. Me respondió que por supuesto. Y entré. Y, en seguida, me sonrió. «És el xic periodista, ja veu tia, demà eixirà en el diari i tot» le explicaron. Volvió a sonreir y asintió dando las gracias. Yo, la verdad, no sabía que decir.  Cuánta historia en un cuerpo tan pequeño. Estaba embobado viendo a una centenaria.

Yo quiero llegar hasta allí.

CANCIÓN PARA ESCUCHAR: I do (Marlango – The electrical morning)

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