Juder, juder… menuda mañanita de lluvia impertinente. He estado dando voltios por toda Aldaia fotografiando canalizaciones metido hasta el tobillo en el barranquet. Maldición divina. Cada vez que salía del coche y encendía la cámara, zas, venga llover. Cuando me metía en el cochesito, harto de choparme y fotografiar con paraguas en mano, plof, el cielo descansaba. Para mí que había cámara oculta.
Si es que la lluvia y el agua, cuando quiere, puede ser muy puñetera. Sobre todo, si te la lanza algún conductor incívico cabroncete. Si no, que se lo digan a Jesúsgi y Gera. Si es que el carrer Sant Cristòfol puede ser muy traicionero. Y, claro, tanta leyenda urbana y tanto taco sacerdotal puede provocar traumas y miedos en quienes atraviesan citada vía torrentina. Ni más ni menos, que un servidor, esta tarde la ha cruzado asustadizo, casi corriendo y mirando de reojo por si venía el mismo «campeón» (que rima con…) que anegó a los anteriores. Por suerte, hoy no debía estar de guardia y salí ileso del trance.
Por cierto, estupido post el de hoy, no?
CANCIÓN PARA ESCUCHAR: Los olvidados (Sidonie – Costa azul)

