Más pronto o más tarde tenía que ocurrir. De tanto ir al cantaro a la fuente se rompió.
Refranes aparte, tanto viajar por el mundo este verano, con esos itinerarios relámpagos que mi Santa y yo nos hemos propuesto, tenía que llegar el día de las divergencias, de la falta de consenso, de los platos a la cabeza, del tú a Boston y yo a California. O peor aun, tú a Buenos Aires y yo a la lejana China.
Y así quedamos. No pasa nada. Somos mayorcitos. Un beso y en la próxima parada nos vemos. Cuídate mucho. El problema fue que a las horas ya nos echábamos de menos pero nuestros aviones llevaban rumbos más que diferentes. A lo hecho, pecho y de tripas, corazón. Nos paseamos por nuestros destinos escogidos, disfrutamos de las costumbres y tradiciones y decidimos encontrarnos. «Necesito ya una reconciliación. Nos vemos en París» esa fue la nota que encontré en mi mesita de noche mientras vivía un «Lost in translation» cañí.
Corriendo fue al aeropuerto de la esquina y subí al primer avión. Ella hizo lo mismo, pero al llegar a la ciudad del amour, ella no estaba. Se confundió en el enlace. Su avión no iba al viejo continente si no que continuaba en Las Américas y marchaba a la costa oeste yankee. No podía ser. Los elementos se conjuraban en nuestra contra. Con las buenas notícias desde Torrent que habíamos recibido en los últimos días. Con lo pasionales que son los reencuentros. Con lo hermosa que es París.
Pues no, separados de nuevo.
Perdidos.
(Continuará)
PD. Por cierto, mientras vuelo de regreso en el Concorde en busca y captura de mi Santa perdida por el mundo exterior, acabo de ver por internet un vídeo que muestra el frenético y concienzudo trabajo de la redacción de El Terrat para que Buenafuente esté de nuevo en antena en La Sexta el próximo 17 de septiembre (Dios los bendiga a todos, por fin, con horario fijo desde las doce de la noche).
Se ve que van a contrarreloj. Si no, pinchad aquí.
Así al fin podremos comprobar como continúa Buenafuente después del último capítulo donde a todos se nos quedó el corazón en vilo con el suspense de si al final se consumó o no su boda forzada con la Niña de Shrek.
Pues eso, no me enrollo más, que la azafata me pide que apague el portatil (juraría que nunca me compré uno, será efecto del jet lag) porque vamos a entrar en zona de turbulencias.
Ya les contaré si he encontrado/recuperado a mi Santa.
CANCIÓN PARA ESCUCHAR: Estadio Azteca (Andrés Calamaro – El regreso)


