Miope

¿Y ahora qué? Otra gran pregunta…

Mentiría si dijera que hoy no sufro la misma sensación de miedo al vacío que padecí las anteriores ocasiones en que eché a andar al blog. Cada pseudocampaña publicataria para anunciaros la nueva dirección me ha rasgado con la misma angustiosa pregunta: ¿Merece la pena? ¿Qué hay de interés en lo que uno escribe? ¿Se crea por uno mismo o por todos mis compañeros y por mí primero?

Quién sabe. Cuando uno escribe sin pensar en que es leído, las frases fluyen, las ideas bajan del limbo (¿no decían que no existía?) y se organizan solas. Cuando uno es consciente de que lo redactado puede ser leído por personas de carne y hueso, amigas, conocidas tuyas (mais que nada, porque hace unos días te promocionastes) a las que, incluso (oh, horror) puede afectar, la cosa ya cambia. ¿Interesa a alguien? ¿Qué pensarán de mí? ¿Menuda gilipollez? ¿Menuda gracia? ¿Menuda rallada me está saliendo hoy? Uffff…. aire, aire, que me ahogo…

Menudo regreso triunfal el de hoy con metafísica barata. Ahora me asalta la duda de si publicarlo o no. Creo que sí. Total, no escribo por más afán de practicar esto de la escritura, tener un punto de encuentro con mis amiguetes, colgar fotos, señalar por donde transcurre mi camino personal, pero es que igual no importa a nadie… o no interesa… o sí.

Basta por hoy. Creo que he perdido práctica en esto de escribir un rato al día.