De boda en boda

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Mientras el Sr. Bitacoras me sigue puteando (y por lo que me cuentan, también a quién quiere dejarme algún comentario, pero tranquilos, se va a solucionar pronto, en 2007 estrenaré nuevo sitio y nueva imagen), la semana pasó, con temas pendientes por colgar y un fin de semana donde hemos continuado en ese gran periplo de bodas hasta el 7 de enero. Ya sólo quedan dos. Poco a poco.

La del sábado, otra de las emotivas. Se casó Rosa. Si no lo veo, no lo creo. Como dijo Vicent Ferrer, si hace unos años me dicen que yo te casaría, me parto de risa. Para algunos, era la boda del morbo, para mí la boda del viva el amor, qué coño importa la diferencia de edad. En fin, no creo que importe. No merece la pena avivar ningún debate, porque la parejita pasa mil de estas cosas. Ya están casados.

De Rosa, no voy a decir mucho. Como la boda anterior, no seré subjetivo. Eso sí, pese a su carácter y genio de puertas para adentro, el mundo está necesitado de personas buenas como ella, que se dan a los demás, que se preocupan por lo que pasa a su alrededor. Hubo un tiempo en que se preocupó mucho por mí y eso se agradece y también se aprende. Además, resulta, que por un extraña carambola somos familia, aunque no sanguinea.

Aunque eso muchas veces, no importa.

PD. Os dejo en exclusiva una de las instantáneas de la noche. Así ustedes ven el traje y yo me saco unas perrillas.

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