¿Me pone un kit-kat, por favor?

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Venga, vamos, sigamos reordenando las fichas del puzzle blogero del mes de julio, aunque… creo que hoy… me voy a ceñir a la estricta actualidad: porque me duermo, nenes, me duermo.

No consigo percibir si este agotamiento me viene derivado del soporífero calor, la perrería, el campamento o los moros; pero, por mucho que duerma (un mes después, he vuelto a descubrir lo que son las ocho horas aconsejadas por los médicos), me levanto rabioso y con ganas de ocho horas más. Supongo que estaré arrastrando un cansancio acumulado y, maredeueta, aun me queda el currele de las fiestas de Aldaia. Eso sí, el 7 de agosto ya me doy la buena vida. Pienso poner el cartel de «No molestar» en la puerta de mi cuarto. Bueno, si mi Santa quiere entrar… haré un esfuerzo… jejeje…

Para mí, que de todo este cansancio, mucho tiene que ver el campamento (sí, lo sé, lo tengo pendiente en esta pequeña gacetilla), pero claro, como está tan recientes les festes de Torrent, pues me parece que es más por culpa de ellas (aunque empalmé una cosa con otra) y la combinación con la ràdio a tope. Porque sí, amiguitos, este año no las he podido disfrutar al 100% por culpa de la feineta (tiene que ser contagioso porque le ha pasado igual a mi Santa, a mi hermano y mis cuñados). Siempre me ha perseguido la sensación de llegar tarde a todo.

Aun así, no me puedo quejar. Como siempre, nos hemos reído un montón y el saco de anécdotas está a rebosar: las camisetas malditas, el 1×2 del asilo, el barrejat de masas, el podium en Buadin’ss, la tractorà (puta, puta!!!), la pisci de las Na Violant (nunca me dés la espalda, cuchi-cuchi), la xaranga (bulla, bulla!!!), el aire acondicionado de Hospitalaris, el final heavy de la verbena del jueves, las equivocaciones con la puerta de la caserna, el mosqueo de Paquillo (la gaseosa no huele, me digas lo que me digas), los aguadores (la de fotos que me hicieron) y mil más hasta llegar la tradicional cena improvisada-besos-y-abrazos- del último día (este año «light» y en el Bonaire).

Pues eso, que no nos podemos quejar, que nos lo hemos pasado bien.

Ah! ¿Qué no he nombrado casi nada de actos oficiales? Ya tuvimos bastantes el año pasado. Me lo sigo pasando pipa en la trabucà y poco más este año. Aunque, para qué engañarnos, la filà no la fundamos con un grandioso ánimo festero, sino como punto de encuentro entre una colla d’amics que ha crecido sosteniblemente poco a poco.

Y así seguimos. Y van ocho.

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