Benedicto, Benedicto!!!

P.D.«/>

Vamos a ir, paso a paso, recuperando los temas pendientes.

Empezemos hoy por la visita del Papa a Valencia.

Y es que, resulta que, al final, Benedicto XVI no es un personita diminuta vestida de blanco subida a un barco!!! Y tampoco es una cara en una pantalla gigante!!! Sí, chicos, prueba superada. Esta vez sí lo vimos de cerca (casi tanto como las dos veces a Juan Pablo II en Madrid) y, aunque no era lo prioritario del EMF, sí que es verdad que fue emocionante verlo tan propet por las calles de Valencia (para la mayoría que leéis esto, no hace falta que os diga que yo «sí l’esperava»).

Como era de imaginar, las fotos del sábado por la mañana (publicadas hoy en http://www.fotolog.com/carlesxpf) no fueron del todo precisas porque, subido a un contenedor y con un papamóvil que te viene de cara, lo más importante es no pegarte un hostión delante del santo pontífice y, sobre todo, mirar y grabar con tus propios ojos el momento, no tanto hacer la foto del día.

Una vez pasada la mañana de ese 8 de julio (junto a la family Marín en el despacho del Sr. Francisco Ros, capità moro 2006) y, vencido el miedo generalizado de pasar en metro por la estación de Jesús, por la tarde ya regresamos a Valencia City con la parroquia (genial y emocionante ver esa marea de gorras amarillas en la Casa Abadía) entre risas, sudores y agobios en busca del ansiado oasis H1, porque «os tenemos reservado un lugar para vosotros». Sí, sí… me lo creo, me lo creo… menos mal que al final, con paciencia, encontramos un sitio aceptable y con una visibilidad cojonuda, no cerca de las brasileñas, como imploraba el Forner, pero al menos veíamos al Papa perfectamente.

Lo que fue la vigilia y la misa conclusiva del EMF, pues para que engañarnos: un poco tostón. La JMJ en Colonia fue mucho más interesante, pese al handicap del idioma y, las homilias de Benedicto XVI, bastante más impactantes. No alcanzó a Cuatro Vientos, pero al menos fue interesante (el testimonio del sudamericano con el niño discapacitado fue brutal). Pero, bueno, tampoco nos vamos a quejar ahora, el Papa estuvo más simpático y abierto que en Alemania. Poc a poc…

Eso sí. Como suele pasar en estos casos, lo más importante fue la experiencia y vivir todo en grupo, en comunidad, en familia… y esta vez, más que nunca. Fue muy gracioso y emocionante vernos todos juntos de la parroquia buscando sitio, colocándonos, saludándonos, pasando los tiempos muertos de charreta… y, especialmente, encontrarnos los cuatro de casa (junto a novias-esposas) en una celebración de este tipo. Vaya, si al final, en nuestro humilde y pecador hogar sí que lo hemos vivido en familia. Me alegro.

De las anécdotas pequeñas, pues muchas: mi madre riéndole las gracias al Forner, mi padre chopándonos con agua, el crack de Enrique Puig, la glopà de Miriam, mi amigo Rosendo que saliendo por la tele de seminarista, la búsqueda de un helado, el Bolinga y su «qué coño, yo soy un poco facha», los voluntarios pesaos y el puro de Salva, los niños y su visita nocturna, la puta farola que no me dejó dormir, la deshidratación de mi santa… pero nada, como las monjas que me pillaron cagando.

Espero que se hayan confesado.

P.D.«/>

Deja un comentario