Bravehearts Juniors

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Recuperado a medias de mi visita al oculista (esta mañana no podía andar por la acera donde daba el sol, seré un vampiro???), ya puedo hoy centrarme en repasar la acampada de este fin de semana, aunque llegue ya un pelín tarde.

No sé… me es complicado relataros dos días en unas pocas palabras. Existirán, sin duda, muchos medios de definir o demostrar que resultó todo un éxito. Pero creo que el mejor dato que puedo daros es que me chupé 75 minutos de videocámara y, el mejor ejemplo, escuchar como mi familia, a carcajada limpia, se tronchaba el domingo viendo la escena de San Ramadán y sus monjes.

Y es que los juegos funcionaron muy bien, la ambientación cuajó (mientras el frío nos dejó ir con faldas y con la cara maquillada), los chavales pillaron el objetivo, no hubo broncas, sí hubo agua y gas, no nevó, nadie se abrió la cabeza… y, como siempre, asistimos a esas escenas impagables que nadie prepara, nadie espera, pero que surgen para quedar en la memoria colectiva.

Ramada es experto en ello. No andaba yo ya contento con eso de que la cámara que me dejó Clara tenía visión nocturna (acojonante descubrimiento), cuando me topo con las luces apagadas, dos cirios y tres monjes, una lánguida oración y un sketch que debía dar miedo pero que alcanzó lo surrealista (“Pónganse todos en rodillas!!!”). Tip y Coll no hubieran sido tan absurdos. Ya estuvo genial McCual por la mañana con su interpretación, pero San Ramadán es mucho San Ramadán (cuando, según el guión establecido, uno espera que le pregunten sobre cómo ora, ustedes cómo responderían ante la enigmática pregunta: “¿Y tú de quién eres?”).

En fin, posiblemente, este artículo y esta escena sólo las entenderéis los que la vivisteis en directo. Asín son las cosas. Pero, qué más da. Lo importante es que, a veces, lo mejor por llegar no está planeado ni esperado. Nadie imaginó que en dos días seríamos capaces de ver la construcción de un cementerio, ir y volver al pueblo en plena ventisca, el descubrimiento del grupo de Xavi, el maratón de cantos en la cena (haría falta un par de días de campamento para llegar a este clímax), la desbordante ilusión por un bingo trucado, conocer el punto muy débil de Lucas…

No sé. Creo que, hoy, este artículo, lo entenderán sólo unos pocos.

2 respuestas a “Bravehearts Juniors”

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