Dios es un crack

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O, al menos, eso es lo que proclama el Forner y, yo me lo creo a pies juntillas. José Manuel será como será, mu cabesón, mu festero, mu forner, pero cuando habla en intimidad el tío lo borda, a su manera, claro, pero lo clava.

Si no recuerdo mal sus palabras (no-textuales) fueron: «Dios es un crack, es un máquina. Cómo nos conoce, el tío. Mira que nos mete en fregaos, mira qué piensas, cómo si no tuviera yo bastantes cosas en la cabeza para que ahora me salgas con éstas. Pero la verdad es que te aprieta, pero no ahoga. Y, al final, las cosas, aunque no salen como lo habías planeado, son para bien».

Pues que voy a decir. Tiene razón. El texto del naúfrago es recomendablísisisimo para todo el mundo. Yo siempre me he fijado mucho en las casualidades y en ir uniéndolas para ver donde me han llevado. Y, al final, siempre caigo en lo mismo: las casualidades no existen. No hablo de determinismo, ni que todo esté escrito (no pienso meterme ahora en una disertación filosófica), pero cuando más voy sumando casualidades y hechos concretos, más sé que Dios es un crack como dice el Forner.

Y eso es lo que me llevo del fin de semana gracias a Él: muchas emociones.

Por un lado, el sábado. Lo de Quique González no tiene nombre. Mira que es tímido el cabrón y mira que cuando quiere te pone los pelos de punta. Tercer concierto suyo y me sigue emocionando. Una de las canciones que estrenó dejó la sala conmocionada. No exagero. Mi Santa se quedó con la boca abierta. Encima, miramos para atrás y la sala estaba casi llena (pese a los 18 euracos). Cada vez somos más. Esta vez eramos cuatro amigos. La próxima seremos más.

Quique ya sabe que le hacemos propaganda en los videos del junior. Sí, soy tan burro que se lo conté mientras nos firmaba las entradas y él, un pelín anodadado, nos invitó a empanadillas, pero esa es otra historia, como la del telonero (id al blog de my Saint).

Lo del domingo, tampoco estuvo falto de emoción. Cada uno sabrá porque fue al retiro. Si le sirvió o no (a mí, sí). Pero la homilía y ese círculo que parecía alcohólicos anónimos fue enriquecedor y emocionante. De vez en cuando, viene muy bien hablar sin tapujos. Normal que saltaran las lágrimas, pero sin vergüenzas ni complejos.

Eso sí, toda la culpa de Xavi.

NOTA AL LECTOR HABITUAL: Esta anotación se entenderá mucho mejor si antes se ha leído «Los amantes del Círculo Polar» (Lunes, 23 de enero de 2006). Per cert, si me leéis es que parece que, por fin, bitacoras.com se ha arreglado. Supongo que mis amenazas han surtido efecto. Si es que Mortadelo es también un crack…

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