Meteduras de pata

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No hay nada peor que meter la pata hasta el fondo. Ese mágico momento del tierra engúlleme mientras tu cara se pone roja, te aumenta el pulso y piensas «seré gilipollas, calladito estaba mucho más guapo».

Ayer no me llegó una de estas de milagro. En una reunión de la Fundació sobre cursillos de webs para asociaciones se me ocurrió usar como ejemplo la genial http://www.comilitons.tk. Todo, sin contemplar la posibilidad que el diseñador y Vicent Comes (el coordinador de mi programa) me pidieran verla. «Anem a vore-la i ens val d’exemple». Me cagué encima: en portada estaba esta bonita estampa mía en gesto lujurioso con una travesti.

Tragué saliva. «Ale Carles, con dos cojones». Tecleé la dirección y salió la foto de Ximet bautizando al capitán moro. Uffffff, no lo recordaba. Anteayer cambié las fotos de portada. Menos mal. Hubiera sido una estupenda metedura de pata. No me pasan muchas a lo bestia, peor fue cuando llamé ludópata a un chaval de Torrent delante de su hermana (no daré más detalles de su identidad).

Esto me pasa por abrir la boca más de la cuenta. Hoy me ha pasado igual en el ambulatorio antes de que me sacaran sangre (mi madre está empeñada en encontrarme defecto y me manda análisis). Me he topado con Edu (marido de una mis amigas más antiguas, Chus) y, enseguida, he bromeado «Saps, si és esta la cola del semen? Necessite pasta per als regals de Nadal». Se ha reído y yo, crecidito, he entrado al momento de la jeringa y cuando la enfermera me ha preguntado qué brazo prefería le he soltado «¿En cúal sale la sangre más dulce?». Y no me ha respondido.

Pa’ mí que no le ha hecho gracia… piu, piu, piu… lo sé… en boca cerrada no entran moscas.

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