07/10/05

P.D.«/>

Mientras la feliz pareja pasea ya por la New York City (lo sé, más que nada, porque anoche llamó a nuestra 01:00 am, para indicar que estaba sano y salvo, que no tendría mi «perdidos» familiar), ha llegado el momento de recapitular…

LA JORNADA PREVIA

Nengs. Mucho más divertida de lo que esperaba.

Primero, por engañar a mi Santa vía telefónica para acudir al protocolo básico de visita a casa de la novia para contemplar el maniquí de boda. Mi actuación de «ja he anat i, joder, no me faces tornar a vore el puto traje» fue digna de un Óscar o, al menos, un Goya.

Una vez allí, extraña la situación que se vive en casa de una novia. Grititos, marujeos, que bonico y el novio encerrado en la salita porque da mal fario que vea el traje. Nadie se acuerda de el novio. Un poco triste, la verdad.

Y viene lo mejor. Allí descubro que Josema (hermano de Mari i amigo mío) y yo nos hemos comprado la misma camisa y corbata. Eso nos pasa por perros y por ir al Corte Inglés. Cachondeo general y tentación de ir «rollo americano» de damos de honor. Menos mal que me compré una camisa y corbata más de plan B para no repetir en bodas (se me acercan unas cuantas).

Una vez cumplido el trámite parlamentario, me marcho a casa, vuelvo por un despiste de mi Santa (me provoca improvisar un chiste: «se’ns ha oblidat vore les sabates de la novia») y, de nuevo, a casa para cena frugal i corriendo al mismo lugar (tercera vez del día) para ver les albaes sorpresa.

Muchos nervios en los novios. Dolçaina. Cantaora. Festejaven a la biblioteca i l’avenida. Menja poquet. Balla molt. Es volen moltíssim. Y otras poesias valensianas. Mientras el padrino y los amigos del novio no paran de comer rosquillas.

Y mi padre, haciendo de guardia urbana para que no atropellen al versaor.

Deja un comentario