La tele que me parió

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Anteayer murió a los 82 años Don Adams.

¿Quién era? Un mito de mi infancia. Un peaso de actor mayormente conocido en la tele como Maxwell Smart «El Superagente 86». Fue, sin lugar a dudas, el agente secreto (junto a Clouseau) más torpe de la historia, eterno enemigo de Kaos, al que se le cerraban los portones en sus narices y usaba un zapatófono.

Encima, como las casualidades no existen, precisamente, estos días estoy efectuando una regresión televisiva gracias a la lectura de «La tele que me parió», genial libro del crítico Pepe Colubi. Así que me he chocado más la noticia.

Allí también se habla del Superagente 86, porque es un repaso sentimental y repleto de sarcasmo alrededor del mundo de la televisión. Está ejecutado por un teléfilo enganchado y asumido con tendencia a fijarse en lo más freak (Teoría de Fascinación por lo Cutre, dice él, y cita a un semiótico americano). Desde las primeras series, programas o dibus que aparecen en España a las más cercanas (gracias a un par de reediciones del libro), ninguna escapa del comentario de Colubi quien mezcla ironía, mala leche, información y datos.

Llamadme extraño. Pero, creo, que pertenezco a la religión Colubi y a esa fascinación por la televisión (la veo poco, pero la enchufo y zapeo muchas veces al día). Tal es así, que me parece una obra de arte «La tele que me parió», me sirve de «remember tv» y me estoy riendo un montón con perlas como estas:

David Hasselhoff: «Sigo acudiendo a terapia de grupo para borrar el recuerdo de Los Vigilantes de la playa».

Al salir de clase: «Durante 1.199 capítulos contó la historia de un grupo de adolescentes que, atrapados en el día de la marmota, se pasaron la vida, año tras año, preparando la selectividad».

Vacaciones en el mar: «No, señor, La Princesa del Pacífico no era un buen lugar para pasar tu luna de miel. Nada más pisar el barco, los pasajeros se hundían en algún problema sentimental».

Ramón García: «He aquí el hombre que todas las suegras querrían como yerno y al que todos los cuñados odiarían como marido de sus hermanas».

MacGyver: El flequillo ahuecado con melenilla cubrenucas, lo pueden lucir dignamente un Chunguito o un Chicho, pero no un agente especial»

Cuando acabe de leerlo, pedírmelo y os lo dejo.

2 respuestas a “La tele que me parió”

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