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Jai, jai, jai!!! El mundo no se detiene y hoy, 1 de septiembre, media España se reincorpora al trabajo (en especial, mi madre). Yo, como ya volví el lunes, estoy tan pancho, amiguetes.
Eso sí, un servidor, procura regresar poquito a poco, por eso ayer, bajo el lema «la mar ho cura tot», tuve una agotadora jornada en Cullera con mi Santa (cuyo subconsciente, por cierto, en su afán de que me quedara, dejó caer todo el caldo caliente de unas magníficas cloxinas en mi pantalón).
Que el mar está salado, lo sabe todo el mundo, que cura todos los males, como proclama mi Santa, ya no lo tengo tan claro. Diez días después de mi retorno de tierras alemanas sigo tosiendo, cof! cof! Mis problemas con la garganta no se van, mecachis en la mar!!!
No es de extrañar. Entre el aire acondicionado del bus (que me caía a pleno, mientras el resto sufrían calor, yo con manta) y la noche durmiendo a la intemperie en Marienfield con una humedad del 100%, mi goleta está hecha una mierda.
Eso sí, el recuerdo de Marienfield y el contacto con tantísimos países no me lo quita nadie y sirve de bálsamo. Tanto esos dos días como los anteriores, me sirvieron para comprobar lo abiertos y simpáticos que son muchísimos países (italianos, argentinos, mexicanos, polacos…) y el patriotismo más churro que te sale en el extranjero: que vivaespañaaaaaa, la bandera, mi chapa de El Fary, palmas, aserejé, macarena, oleeeee y conforme ves una bandera de España a gritar y bailar.
Encima si tienes la suerte de encontrarte a algún amigo o conocido tuyo en tierras extranjeras, pues nada, abrazos, besos, fotos… Me pasó con la gran kikada, Julio Palop, Valmaña and company en las calles de Colonia. «Yeeeeee, què feu per ací!!! Torrent, Torrent!!». Venga todos gritar y corriendo como si hiciera siglos que no nos vemos.
Encima, un regalo, en pleno viaje descubro gracias a mi padre que mis primos Emilio, María y Isabel estaban tambíén allá. Fuaaaaaa, qué emoción!!! Los Puig unidos en el extranjero!!! SMS’s. Que per on pareu. Quin sector? Vaig cap allà. Que el cordó policial del Papa no em deixa passar. Que demà. Que anem. Que ja arribem. Y, finalmente, el gran encuentro y el gran abrazo familiar.
La sangre, a veces, tira.
Ahora, una vez pasado todo, queda una historia que contar a la familia y, como dijo Isabel: «Ja ens vorem al nostre país». Viva España.
