El caso de Nevenka Fernández

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«Esta es la historia de una mujer sensata que cuando se dio cuenta de que todo lo que le habían contado era mentira, fue al juzgado, denunció los hechos y lo puso todo patas arriba»

No hace muchas semanas me leí un libro apasionante. De esos que te tragas de un tirón. Sin respirar. Te metes en la piel del protagonista. Comiéndote las páginas. Te da hasta lástima acabártelo.

Lo mejor (o peor, más bien) es que no era ficción, sino un reportaje en formato libro en el que Juan José Millás (uno de mis periodistas y escritores preferidos) relata la experiencia de Nevenka Fernández, una joven concejal de Hacienda y Comercio de Ponferrada que, en 2001, denunció al alcalde del Partido Popular, Ismael Álvarez, por acoso sexual y laboral.

«Hay algo que no es como me dicen» es el libro. Lo pueden encontrar en librerías y bibliotecas más cercanas. Yo y mi brother tardamos dos días en leerlo. Es magnífico y te da para reflexionar un rato.

Méritos de Millás aparte, el caso Nevenka no es solo la historia de una mujer acosada, sino que conoces el periplo de un escritor con su historia, la depresión que sufre la vícrima, la incomprensión y el rechazo de todo el mundo, de su entorno más cercano…

Hasta el fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, José Luis García Ancos tuvo que ser apartado del caso porque trataba a Nevenka como si fuera la culpable y no la denunciante. No entendía el bloqueo psíquico que puede sufrir una persona acosada.

«Usted no es una empleada de Hipercor que le tocan el trasero y tiene que aguantarse porque es el pan de sus hijos».

Es muy fuerte. Esto le supuso hundirse en lo más profundo del autodesprecio. Llegó a creerse culpable de todo. Pero, poco a poco, entre pastillas, va tomando conciencia de que ella no era la culpable sino la víctima, lo que la llevó a interponer la denuncia, a pesar de que casi todo el mundo le decía que procurara olvidar y seguir adelante.

No os cuento más, aunque es una historia real que saltó a los periódicos aunque ahora no lo recordéis.

Ahora, pese a ganar el juicio, no vive en España. Nadie la quiere contratar. Pero lo ha superado. Dio un paso al frente.

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