Cuatro Vientos

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Era el 3 de mayo de 2003.

Después de tres dias de mini-campamento,
después de casi ocho horas bajo un sol imponente,
después de tres horas de vigilia…

Juan Pablo II miró a los 700.000 jóvenes que estabamos en el aeródromo de Cuatro Vientos y dijo: «Y al concluir mis palabras…»

Lo único que vino a mi mente y se transformó en mi boca fue un «Nooooooooo!!!!». Y, de igual forma, repetimos toda la multitud hasta cuatro veces, porque no queríamos que acabara el encuentro… Joder, nunca me hubiera imaginado que yo hubiera pedido más y más vigilia después de tal agotador día, pero fue así. Tal era el magnetismo y su luz guía para todos los jóvenes cristianos que estabamos allí y el sentimiento claro de la presencia de Dios allí, que nos resistiamos a acabar una jornada que se grabaría a fuego en mi corazón.

Es tontería ponerse a ennumerar aquí todas las virtudes y defectillos de Juan Pablo II. Sólo desde mi humilde corazoncillo confesar una cosa: El Encuentro de Jóvenes con el Papa – Madrid’03 me tocó muy hondo y no he vuelto a ver mi vocación cristiana de la misma manera. Pero no sólo por la personalidad del Santo Padre, sino por la clara llamada que allí sientes junto a un mar de jóvenes a vivir tu compromiso con el evangelio. Eso fue lo que sentí en Madrid y lo que le debo al Papa.

Ahora, desde la tristeza, durante el fin de semana no he parado de recordar ese encuentro y una frase tengo enganchada en la cabeza:

AHORA MÁS QUE NUNCA A COLONIA’05

Yo no me lo puedo perder, no me lo perdonaría. No es un encuentro con un Santo Padre sólo, es la unión con la Iglesia joven y universal. Es el significado exacto de comunión.

Una respuesta a “Cuatro Vientos”

  1. señor carles, mis limitaciones tecnológicas me hacen sentirme gilipollas ante cosas como este blog, que estoi empezando a descubrir. (a ti tb, por efecto secundario). Pero bueno, felicidades por el blog y por lo que en él estás escribiendo chaval.Menudo crak!! Lo de Madrid fue tan grande como cuentas, que yo estuve allí, con aquél «joven de 83 años». En fin, ya te escribo otro día.

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