La dirección del viento
A finales de mayo, en un intervalo pequeño de días, me encontré en la encrucijada de escoger entre dos (posibles) futuros profesionales, me fracturé gravemente la muñeca y me perdí una boda.
Ahora, seis meses después, en otro periodo escaso de días y sabiendo que escogí bien el camino profesional, recibí el alta hospitalaria, celebré el cumpleaños más especial de mi Santa y fui padrino de un nuevo sobrino.
Si, escayolado, aprendí a vivir con el viento en contra sin pesimismo, la misma paciencia y serenidad ha templado la euforia ahora que el viento sopla a favor.
Serán cosas de la edad.